DESTINO MELILLA. 1922.

Los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar tras la retirada de nuestras tropas de la posición de Anual, pusieron a prueba la capacidad de Melilla  para atender y resolver los múltiples y graves problemas sanitarios que se produjeron. Los cuarteles que habían quedado vacíos porque la tropa había muerto en los campos del Rif, tuvieron que ser habilitados como hospitales.  Muchos de los médicos habían muerto también junto a sus heridos.
Luis Alonso como tantos españoles del momento, se ve afectado por esta situación. Es destinado con carácter forzoso y como refuerzo  a las urgentes necesidades sanitarias  que se han planteado, en este territorio.
Abandona su destino en Mahón, deja a su esposa y a su hija en Madrid, con los abuelos maternos y embarca rumbo a esta ciudad, en la que se presenta en abril de 1922. Destinado inicialmente al Hospital Docker, es nombrado  Jefe de lo que entonces se llamaba Clínica de Presos y Dementes. 
Sus proyectos inmediatos profesionales, personales y familiares se han visto frustrados, pero se encuentra ante un hecho imprevisto que le va a permitir la realización de una vocación que no ha podido todavía definirse. La Psiquiatría. La formación recibida en esta disciplina ha sido incompleta, ya que en España no existían todavía cátedras en las facultades de  Medicina, solo los aspirantes a oficiales médicos recibían una formación teórica en esta disciplina en la Academia de Sanidad Militar.
Nos preguntaremos ¿Por qué si no había cátedras de Psiquiatría en las facultades de Medicina, sí se impartía esta enseñanza en la Academia de Sanidad Militar? 
Sencillamente el final de la Gran Guerra está muy reciente, y ha aportado muchos conocimientos y avances en los efectos de la guerra  en los combatientes, que  empezaron a presentar determinados síntomas que en un principio se calificaron como cobardía, pero que ante la magnitud del problema los altos mandos militares se preocuparon por esta alarmante epidemia que amenazaba con minar la moral de los combatientes. Así se comenzó a prestar atención a estos síntomas que en un principio se denominaron, fatiga de combate, choque de las trincheras y otros.
Pero antes de este conflicto  algunos médicos militares en España  se preocuparon  por los casos de  verdaderos enfermos mentales que llegaban al servicio militar y no podían adaptarse a este régimen de vida  por lo que que eran condenados en consejos de guerra a duras penas de las que no eran responsables. Estos médicos dedican su esfuerzo y atención a estos enfermos  hasta que consiguen una serie de innovaciones que condujeron a que se creara en la Academia de Sanidad la enseñanza de la Psiquiatría como disciplina teórica, con el fin de que los futuros oficiales  médicos  estuvieran preparados para detectar a estos posibles enfermos, y que fueran tratados como tales. 
Hospital Docker de Melilla.
Esta es la formación con la que nuestro protagonista llega a su destino en el Hospital Docker, en el que un año después del Desastre de Anual, tendrá la responsabilidad profesional de diagnosticar  y tratar las patologías propias  de las situaciones límite que  la guerra produce y conseguir dar respuestas acertadas a los terribles desafíos que se le plantearon, no solo en el espacio físico y seguro de un hospital, sino en el frente de batalla
Al hacerse cargo de la misma, encuentra un cuadro pavoroso. Los medios eran primitivos e insuficientes. Pero tiene juventud, entusiasmo y vocación. Va a intentar en aquel  caos de miserias aportar algo de lo que los nuevos adelantos en esta ciencia prometen para aliviar los sufrimientos que la guerra, esta guerra ocasiona en estos hombres  que la están padeciendo.
Más tarde escribirá como fruto de su experiencia y del estudio de los autores en boga en Europa sus primeros artículos. Su vocación y su experiencia se afianzarán.





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